Casting para Ginevra Potter.

Mucho. Mucho había pasado desde que la Segunda Guerra Mágica había acabado. Las cosas habían cambiado, ya no era Ginevra Molly Weasley, no, esa chica había quedado atrás. Y ahora era Ginevra Molly Potter; la mujer del hombre que sobrevivió a Voldemort. Me encontraba sentada en el salón de mi casa, de mi nuevo hogar, la casa que ambos compartíamos, y  que habíamos conseguido con el sudor de nuestra frente.  Tres, ese era el número de hijos que tuvimos y que criemos juntos; James, Albus y Lily Potter. Lo más preciado que tengo, lo que más quiero junto a Harry. También habíamos adoptado a Ted, y ya era uno más de la familia.
– Cariño, ¿te ocurre algo? – Escuche que me preguntaban y entonces salí del trance en el que me encontraba, para sonreír a la persona que tenía frente a mí. – Nada amor, tan solo estaba pensando, en nosotros – Le comenté con una sonrisa en los labios, era un sueño. De convertir-se en mi amor platónico, alguien con quien creía que jamás compartiría nada. A convertir-se en el padre de mis hijos. Como había dicho un sueño, del que jamás quería despertar. – Cariño, ¿sabias que te quiero? – Le dije cuando volví a salir de nuevo del pequeño trance que me encontraba. Últimamente pensaba mucho en mi vida, y en como a cambiado todo, en como e cambiado yo.
Cuando me contesto a lo que yo le había preguntado, me dio un pequeño beso en los labios y desapareció por la puerta. Miré al frente, había una mesa de café que un día habíamos decidido comprar, no era que la utilizáramos mucho, pero nos gustaba como quedaba. Justo encima había un periódico que decidí coger y observar. “Las Arpías de Holyhead vuelven a ganar otro partido” Esa noticia la había corroborado yo. Me acuerdo cuando yo era noticia, cuando yo era la que estaba ahí, y ahora me encontraba aquí. No sabía decir, la de veces que me había arrepentido de tomar la decisión que tome, pero luego pensaba en mis tres amores, y el primer pensamiento se borraba. Me levanté de donde estaba sentado y dejando el periódico donde estaba fui hacía la puerta, tenia que ir a trabajar. Antes de salir por la puerta, me gire de nuevo a mirar hacía dentro de la casa. Era feliz; y no cambiaba por nada mi vida actual.